🌪️ La queja y su impacto en los vínculos
- Rosy Villa

- 15 jul
- 5 Min. de lectura
💭 La queja: una señal que toca lo profundo
La queja entra en los vínculos sin pedir permiso. Puede aparecer en forma de un comentario casual, una mirada silenciosa o un suspiro apenas perceptible. A veces suave, otras veces aguda… pero casi siempre cargada de algo no dicho, de algo no resuelto en ambos.
Una queja puede parecer algo pequeño, una frase, una mirada, un suspiro exasperado, pero cuando toca una herida, se vuelve un trueno…. Y no cualquier trueno. Uno que hace eco en la historia que llevo dentro. Uno que despierta memorias que no siempre son mías, pero que habitan en mí: las de mamá, de papá, de la abuela que lloraba en silencio, del abuelo que nunca habló.
✨ Haz una pausa mientras lees: ¿Qué herida toca en ti la queja del otro? ¿Qué historia se activa cuando alguien te reclama?

🔍 ¿Qué se despierta en mí cuando se quejan de mí?
Si me impacta, me enoja o me duele la queja del otro, seguramente es porque está tocando mi propia herida.
A veces reacciono con rabia. Otras con tristeza. Y muchas veces, sin saberlo, con desconexión. Me alejo, me cierro, me defiendo. Pero ¿de qué me estoy protegiendo?
Heridas que llevan nombres profundos:
“No soy suficiente para mamá.”
“Papá fue injusto conmigo.”
“Me rechazaron.”
“Me compararon.”
“Nunca lo hago bien.”
“Me ven como si no existiera.”
“Solo valgo si cumplo.”
“Mi voz no importa.”
Heridas que no siempre vienen del presente. Muchas veces, vienen de antes. De la infancia. De la historia familiar. De generaciones enteras que vivieron sin saber cómo expresar lo que sentían.
🧠 Cuando el otro se queja, no solo escucho sus palabras… Escucho la voz antigua de mamá, papá o la de mi propio juez interior. Esa voz que me dice que me estoy equivocando. Que no soy suficiente. Que siempre fallo.

🪞 La queja como espejo
Lo que me duele del otro muchas veces es el eco de mi propia herida. La queja del otro refleja lo que aún no he sanado en mí. A veces me enoja, no por lo que el otro dice, sino porque me revela lo que aún no quiero mirar.
Si alguien me dice: 🗣️ “Nunca haces las cosas bien” …y eso me hace explotar o encerrarme, tal vez no es solo por esa persona. Tal vez es porque en mí vive la herida de no ser suficiente. Tal vez es porque yo también me digo eso, aunque no lo diga en voz alta. La queja toca fibras. Fibras que conectan con la historia familiar, con lo que callé, con lo que dolió.
🤲 Aceptar la parte donde la queja detona mi dolor es uno de los mayores actos de humildad y de resiliencia. Porque entonces reconozco que no se trata solo del otro… se trata de mí. De mi historia. De mis vacíos. Lo que me duele de la queja no eres tú… son mis heridas.
👁️🗨️ La queja como lenguaje no dicho
La queja es, muchas veces, una forma disfrazada de decir: “Me siento solo” “No me estás viendo” “No me siento importante para ti” “Quisiera que me dieras algo… pero no sé cómo pedirlo sin pelear.”
Y eso puede pasarme a mí… o al otro. La queja, entonces, es el lenguaje de los vacíos. Es la forma torpe de decir: “Necesito algo, pero no sé cómo pedirlo con amor.” ¿Y si la escucháramos así? ¿Y si, antes de defendernos, respiráramos y preguntáramos: “¿Qué estás necesitando de verdad?” “¿Qué parte de ti no se siente vista?”
🤝 Cuando dos se atreven a mirar
La queja desconecta cuando se queda en el nivel superficial del reproche. Pero cuando dos personas se detienen, respiran y se preguntan:
❓ ¿Qué hay detrás de esto que me estás diciendo? ❓ ¿Por qué me dolió tanto? ❓ ¿Qué historia estamos repitiendo sin darnos cuenta? Entonces, algo cambia. Porque ya no estamos discutiendo por quién tiene la razón, sino por qué nos duele tanto este encuentro.
Ahí, el vínculo deja de ser un campo de batalla… y se vuelve un espacio sagrado de mutua revelación. Donde lo no dicho puede comenzar a decirse, y lo que duele puede comenzar a mirarse con compasión.
🫀 Así como un día nos encontramos en el amor, también podemos encontrarnos en la herida. No es falta de amor… es el lugar que está pidiendo ser sanado.
🧩 Lo que compartimos no es solo lo bonito, sino también las grietas. Y cuando las mostramos con honestidad, el vínculo se vuelve verdadero.
💡 Un vínculo sano no es uno sin quejas
Un vínculo sano no es aquel donde nadie se queja. Es aquel donde la queja se convierte en conciencia.
Donde se puede resignificar el reclamo para que se transforme en encuentro. Donde ambos pueden decir:
💬 “Esto que me dijiste me dolió… pero quiero entender qué parte de mí reaccionó.” 💬 “No supe cómo expresarlo sin herirte… pero lo que siento es esto.” 💬 “Perdón si mi forma fue torpe… mi necesidad era otra.” Ahí, la queja no rompe. Ahí, la queja desnuda lo que necesita ser visto.
🌱 Y entonces, la queja se convierte en una oportunidad. De mirar lo que duele. De pedir lo que falta. De sanar lo que se ha cargado por generaciones.

🛤️ La raíz de la queja no está en el otro
Es fácil pensar que la queja tiene que ver con lo que el otro hace o deja de hacer. Pero, en lo profundo, muchas veces la queja nace de la desconexión interna. De una parte de mí que no se siente escuchada… ni por mí mismo.
A veces me quejo del otro… pero lo que en realidad me pesa es no haberme dado permiso de descansar. O no saber poner límites. O no sentirme libre para pedir lo que necesito.
La queja puede esconder miedo. Puede disfrazar tristeza. Puede ser una forma antigua de relacionarme con el mundo. Y cuando me quejo del otro, tal vez estoy esperando que me dé lo que yo mismo no me doy.
❤️🩹 Conclusión: cuando la queja se vuelve puente
Los vínculos conscientes no se construyen evitando los conflictos, sino atravesándolos con el corazón abierto.
Y la queja, aunque incómoda, puede ser una puerta a lo profundo si elegimos cruzarla con humildad, verdad y amor.
Repite en tu corazón, pensando en la persona cuya queja más te duele:
🫂 Cuando escucho mi herida detrás de tu queja… y tú reconoces tu dolor detrás de mi reacción… entonces ya no somos enemigos. Somos dos seres que se están encontrando, más allá del juicio, más allá del ego, más allá del reclamo. Entonces podemos encontrarnos desde el amor.
💬 Gracias por tu queja… porque desde ella, me veo y te veo.
verdaderamente significativo vale cada esfuerzo y cada momento invertido.
Rosy Villa
Julio 15, 2025



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