Escuchando a mi niñ@ interior.
- Rosy Villa
- 7 abr
- 5 Min. de lectura
Ya no me quedan opciones, ya no hay forma de no mirarla, no puedo dejar pasar esta oportunidad, muero de miedo, me duele el corazón profundamente, los sentimientos de soledad, de miedo, de insuficiencia y de no importarle a nadie me sacuden el cuerpo, me pregunto ¿Que me falta?, como es que casi nada termina por llenarme, por que es que constantemente me siento vacía, incompleta, nunca suficiente.
He visto perfectamente los patrones donde mis relaciones constantemente se desgastan, el trabajo no me llena, esta sensación constante de que algo falta aunque todo parezca estar bien.
La mayoría de las veces al conocer a alguien, pareja, amigos, incluso jefes, todo empieza bien, es motivante y energizante, pero conforme pasa el tiempo, algo me hace sentir mal, a veces los comentarios provocan en mí una sensación de incomodidad, no se bien como explicarlo, al final de cada encuentro había cosas que de pronto ni siquiera veía, pero si me hacían sentir drenada y agotada, cómo saber que eran los mensajes de mi niña interior en mi cuerpo diciendo, esto no me gusta, no quiero estar aquí, esto no es bueno para mí, lo peor de todo es que nunca la he escuchado, prefiero callarme, aguantarme y portarme bien.
¡Cuántas veces me dije a mi misma “no pasa nada, puedo soportarlo, no quiero quedar mal"!
Hay chiquita, empecé a traicionarte hace mucho sin saberlo, no sabía que tú no usas palabras directas, que para comunicarte conmigo usas símbolos, emociones, intuiciones, sensaciones en el estómago cuando algo no cuadra, ese sueño extraño que no podía explicar, ahí me hablabas tú, muchas veces sentí esa corazonada que me decía aléjate, otras mas acercate, pero yo no te escuché.
Y mientras más callé tu manera de expresarte, mientras más ignoré tus señales, más me desconecté de mi poder sin saberlo, más y más te silencié, más y más las señales crecieron, en inseguridad, rechazo hacia mí misma, desconexión de mí, incluso abandono de mí, mil veces he dicho sí cuando he querido decir no, muchas veces me he quedado en relaciones por que he creído que es mi deber y también para no tener problemas, otra veces sin sentido generé problemas, pleitos, agresividad, por no encontrar el centro entre cuidarme y complacer, todo por no escucharte nenita.
Al no querer escuchar lo que estaba mal, dejé también de escuchar toooodo lo que estaba bien, dejé de ver todo lo que me hace feliz, tú querías Rosalindita que volviera a brillar, yo simplemente perdí mi conexión contigo. Pero lo recuerdo, momentos bailando sola en mi cuarto, inventando cancioncitas y tonadas musicales, jugando a la tiendita o a ser la presidenta para poder cambiar al mundo.
¡Sí, te recuerdo! Si recuerdo esa chispa de autenticidad, me sentía imparable, atreviéndome a decir lo que pensaba sin pensar en que “estaba mal”. Pequeñita, el mundo me ha pedido tanto que me adapte, me he sentido tan juzgada cuando he querido ser yo o cuando tuve sentimientos que están catalogados como “malos”, recuerdo ese día que sentí envidia de mi prima y al platicarlo me regañaron, me sentí tan avergonzada, no sabía que solo estabas queriendo decir “yo también quiero”, escondí tantas cosas por miedo y vergüenza, en lo profundo te escondí a ti también, olvidé que estabas en mí y quién era yo.
Desde bien chiquita me desconecté de mi poder al negarte, y ahora que lo se y que te veo, quiero integrarte, mirate de frente, mirar cada parte que me dio pena, culpa o dolor y me anestesié para no sentir pequeñita.
Querido lector, te propongo un pequeño ejercicio.
Cierra los ojos, visualizate de chiquito, la edad que llegue a tu mente está bien, y preguntale a ese niñit@:
¿Qué necesitas para sonreír ? (Por favor escucha, valida lo que te responda sea lo que sea).
Quizá te diga que te defiendas, o que necesita que te elijas a ti por una vez, o tal vez basta de invalidar lo que sientes, incluso podría decirte, “suelta esa relación por completo”, sé que su respuesta puede dar miedo, pero si l@ escuchas y actúas entonces te alineas a tu verdad.
Imagínate que estás cargando una mochila llena de piedras, cada piedra es una relación no sana, un debería que no te pertenece, un miedo que te paraliza, y ahora imagina que dejas esa mochila, ¿Cómo te sientes?, más ligera verdad, eso pasa cuando escuchas a tu niño interior y escuchas sus mensajes, te sientes más ligero, más tú, tu energía regresa, tu niña interior respira y su confianza en ti crece.
Ahora pregúntale ¿Qué estás cargando? Una relación, una culpa, una vergüenza, una expectativa.
Y ¿Que sentiría la niña si tú soltaras aquello que carga?
Entonces respondete a ti mism@: ¿Estoy lista para soltar?
Ahora escucha otro aspecto más de comunicación con tu niño.
Eso que te molesta de los otros, a lo que reaccionas con ira, con dolor, o de lo que huyes, tal vez sea tu niña diciendo algo.
Tu pareja que no te escucha, tal vez te está diciendo que tú nunca te escuchas ni escuchas a tu niña.
Esa amiga que siempre llega tarde y te sientes ofendida, tal vez te está diciendo que valores más tu tiempo, que para tu niña no es saludable esperar tanto, que uses ese tiempo en algo valioso para las dos.
Cuando huyes incluso del cariño, tal vez tu niño se siente indigno de amor, o tiene miedo por que recibió el amor a través del maltrato, ¿Qué te dice esa reacción de la necesidad de tu niño interior?
Tu niño interior también te quiere llevar a cumplir tus sueños, él o ella quiere que vuelvas a sentir tu plenitud, tu libertad, tu autenticidad, tu esencia, como antes de que te “condicionaran y te mandaran a esconder quien eres en realidad”
Tu niño interior, no solo te muestra lo que esta mal, tambien te muestra lo que te hace brillar, lo que te hace sentir vivo de verdad, piensa en momentos donde dejaste un trabajo que te asfixiaba, cuando ayudaste a esa viejita y la acompañaste a su casa, cuando te pusiste a bailar bajo la lluvia o simplemente te entregaste a una noche estrellada, o esa vez que defendiste algo importante para ti, te sentiste lleno de vida, libre y segur@, era tu niño interior guiándote, diciendo est@ soy yo, y esto es lo que me hace brillar.
Así mismo, tu niño interior quiere que vivas tus propósitos, tus sueños, que brilles con toda tu luz, cuando lo escuchas y vives desde tu esencia, tu niño interior se convierte en una fuerza imparable.
Cuando haces algo que amas, tu niño interior baila de alegría y tu seguridad y confianza crecen.
¡Desde hoy niñita mía, no voy olvidarte nunca, voy a sanarte, a sacarte de la sombra, a enfrentar todo lo que sea para darte primer lugar en mi corazón, para escuchar tu sabiduría y tu esencia!
Comentarios