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Familia Resiliente

  • Foto del escritor: Rosy Villa
    Rosy Villa
  • 12 sept 2021
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 21 sept 2021

No existe una familia 100 % saludable, en todas ellas hay pautas de conducta en algún grado "negativo", hay situaciones que lastiman a sus miembros, y en algún momento tendrán que enfrentar alguna vicisitud de la vida. Los miembros de las familias siempre tendrán heridas. Pero lo que marca la diferencia es el grado de la herida, la complejidad y la suma de ellas.


Me siento encantada de poder escribir sobre la familia. Es uno de mis temas favoritos y creo que la familia es la piedra angular donde se gestan muchas de las problemáticas de la sociedad, pero a la vez es donde las mejores y más profundas experiencias pueden surgir.

Podemos decir que hay familias menos tóxicas que otras o hay familias más "nutridoras" que otras, finalmente no se trata de juzgar a una familia o a otra, el objetivo es simplemente ver y saber que hay conductas que nutren o conductas que lastiman a la familia y desde ese conocimiento, generar estrategias para ir modificando hasta vivir dentro de una familia lo más sana posible.

Primero tenemos que entender que las heridas familiares vienen de las generaciones pasadas y muchas veces de varias generaciones atrás. Y para sanarlo es necesario que nosotros cambiemos el patrón, qué lo hagamos diferente, que nos cuestionemos la veracidad o importancia para nosotros de continuar esas heridas o conductas, en pocas palabras, desafiar las creencias, conductas, mandatos y emociones que vienen de mi transgeneracional

Lo segundo que hay que entender es que la mayoría de las veces pasamos por alto estas heridas familiares, así como las conductas que dañan o lastiman a algún miembro de la familia. Solo las repetimos sin tener consciencia de ello. Por lo tanto hay que estar muy dispuestos a ser conscientes de lo que está lastimando al otro, finalmente somos humanos imperfectos y seguramente con toda la capacidad para lastimar. Pero la diferencia radica en la humildad que tenemos para abrirnos a reconocer que tenemos heridas, y que a su vez podemos generarlas, y con esta verdad decidimos ser conscientes y empeñarnos en ver lo que hacemos y de qué forma lastimamos.


Otro aspecto importante por entender es que aunque estén identificadas las heridas, es muy difícil cambiar la conducta, los pensamientos y los sentimientos que por tantos y tantos años hemos vivido. Así que todo cambio implica un proceso y lleva tiempo, ensayo y error, pero si se trabaja con consciencia, seguramente se logrará el objetivo.

Por último, hay que entender que cuando se forma una pareja se unen más de dos, por qué cada uno trae consigo todo su árbol genealógico en el inconsciente. Es importante saber de dónde viene el otro, saber un poco sobre los enredos o dolores de su sistema familiar y asumir que como pareja también eso compartiremos.

Ahora quiero compartir 10 puntos para ser una familia Saludable

Y Claro!! Tenemos que empezar por la pareja.

1.- Sanar con la pareja de origen: Los Padres.


Eso significa que lo no sanado con la madre el varón lo proyecta en la mujer y lo no sanado con el padre la mujer lo refleja con el hombre. Y así, le cobramos o imputamos a la pareja temas que no le tocan. Si se aprende que las discusiones, agresiones, indiferencia etc., son naturales, lo más seguro es que en algún momento estas conductas se repitan. Todo esto genera luchas de poder constantes, rivalidad, desquites y revanchas, de lo cual en algún momento la familia quedará contaminada. Al sanar con la pareja de origen, nos aseguramos que el pasado tenga un lugar presente en nuestro corazón, y que no sea necesario que se repita y perpetúen las heridas y las conductas que lastiman a la familia.

2.- Mirar hacia el mismo lugar.


Siempre habrá desacuerdos en la pareja, por lo cual, deben recordar constantemente qué los unió y qué los une. Tener proyectos comunes, planes y un proyecto de vida les permite, mirar hacia el mismo lugar, eso fortalece la familia, cuando las luchas de poder son menores, el diálogo y conciliación fortalecen a la pareja. los miembros de la familia aprenden esa comunicación, viven la conciliación y el diálogo naturalmente.

Ahora hablemos de la familia en sí.

3.-Sanar lo más posible las heridas del sistema de origen.


Lo que se carga de la familia de origen lo heredamos a los hijos, lo no resuelto de alguna manera lo resolverán los hijos. Por eso es tan importante sanar lo que cargamos de atrás, para no repetir.

4.- Respeto.

Debemos respetar el alma de cada ser de esta familia, ellos tienen un propósito y nos toca respetarlo, ningún miembro de esta familia viene a cumplir la expectativa de nadie, ni a hacer lo que los padres no hicieron, en el caso de los hijos; ni la pareja a llenar huecos o sanar heridas infantiles, ésto también es parte del respeto.


También dentro del respeto entran las formas, muchas veces hiere más una palabra dicha con despreció o duramente que la palabra en sí. Una mala forma, un mal modo también humilla, también lastima y finalmente también se convierte en una falta de respeto. No insultos, no palabras hirientes o humillantes.


5.- Hay libertad para la expresión de las emociones.


Dar amor o llorar no es ridículo o para débiles, es humano. Así mismo expresiones libres de afecto, de descontento o incluso enojo son parte de la salud familiar.


La familia es nuestro núcleo, este espacio donde nos sentimos seguros de ser quienes somos, incluye la libre expresión, si como padres nos abrimos a expresarnos, quitamos nuestras barreras y bloqueos, nuestras vergüenzas y defensas generamos una familia libre, con capacidad de expresar amor, afecto, ideas, sueños, alegrías pero también descontento. Esta capacidad de expresión une, fortalece, genera consciencia y da paz.

6.- Aceptación incondicional


Ningún miembro de la familia es perfecto, todos como humanos cometemos errores, los niños están aprendiendo, los adolescentes lidiando con encontrarse así mismos y los adultos con las cargas de la vida, todos tenemos defectos de carácter y muchas cosas más en nuestra imperfección, así que aceptarnos tal y como somos es fundamental para generar armonía al interior de la familia, cuando constantemente queremos cambiar al otro generamos enojo, rechazo y agresión. Al contrario, si aceptamos al otro incondicionalmente, abrimos un espacio al cambio en armonía. Una de las heridas más profundas del ser humano es sentirse rechazado, la aceptación es el antídoto.

7.- Aprender y enseñar felicidad


La felicidad no es la meta en la vida, vas por la vida siendo feliz o no, y en el camino cumples tus metas y vives tu vida. Es muy fácil ser feliz, el tema es aprender a serlo. No lo somos por qué no lo aprendemos, si venimos de familias donde hay enojo, amargura, depresión o desánimo constante eso es lo que reproduciremos en nuestros hijos. ¡Y ellos a su vez lo mismo!


Podemos aprender a ser felices, y eso no significa estar de fiesta todos los días o ser irresponsables, para nada. Simplemente es soltar los patrones depresivos, de enojo, o de insatisfacción y abrirnos a aprender nuevas pautas para estar más felices.


La felicidad no tiene tanto que ver con las circunstancias, sino con el enfoque con el que se vean. Podemos aprender a ser felices y podemos enseñar a nuestros hijos a serlo.

8.- Límites disciplina y fuerza con respeto


Una familia con estructura y límites también es una familia más fuerte, los niños necesitan hábitos y disciplina porque estas conductas generan seguridad en ellos y fortalece su carácter, cuando los padres son firmes ante las reglas de casa, horarios y deberes, los hijos aprenden esa fortaleza, incluso cuando un límite genere frustración, si los padres se mantienen firmes, el niño aprende a tener más tolerancia, aprende de la fuerza de sus padres y a regularse a sí mismo, además de los hábitos saludables. Claro que ésto requiere padres fuertes que sean capaces de sostenerse firmemente ante las decisiones y límites, también requiere comunicación para que los dos vayan hacia el mismo objetivo. Cuando los padres no se ponen de acuerdo generan en los hijos confusión y poco a poco los hijos tomarán el poder que los padres en su desacuerdo están dejando.


9.- Conceptos nutritivos para cada miembro de la familia, palabras que nutren y dan fuerza.


En una familia es muy importante el reconocimiento, palabras que empoderen y frases amables. Vamos generando el concepto que tenemos de nosotros mismos a lo largo de nuestra vida, y ese concepto va cambiando todo el tiempo hasta que morimos, puede empobrecerse o enriquecerse, y este autoconcepto determina muchas de las experiencias de la vida, hay varios factores que influyen en él, y uno de estos factores tiene mucho que ver con las palabras que escuchamos acerca de nosotros mismos.


Cuando le decimos a un hijo "tonto" estamos formando su autoconcepto, pero cuando le decimos "listo" también lo estamos formando.


Cuando decimos estas palabras tenemos en nuestras manos la imagen que un ser humano formará de sí mismo, debemos de ser conscientes y cuidar lo que decimos y como pareja también moldeamos el concepto del otro, así que, si constantemente nos reconocemos, si constantemente decimos palabras nutritivas, generaremos personas seguras, contentas con ellos mismos y finalmente eso hace ambientes cálidos y seguros en la familia.


Puede ser que no sea fácil adquirir nuevas ideas y hacer tantos cambios, pero todo se logra paso a paso, lo importante es tener conciencia de lo que estamos construyendo como familia y como capitanes de este barco ponerse de acuerdo hacia dónde quieren ir, que tipo de personas quieren que sean sus hijos y las experiencias quieren tener como familia.


La mayoría de las veces no hacemos ésto, no lo planeamos y menos lo cuestionamos, lo dejamos a la escuela, al psicólogo o a las clases de futbol o ballet, nada de eso tiene que ver. Le toca a la pareja decidir y tomar acción, sanar las propias heridas del pasado, adquirir nuevas maneras de pensar y romper con los patrones de dolor que se arrastran en la familia de generación en generación para poder así tener la experiencia de familia que anhelamos y formar personas seguras de sí mismas, felices y libres, capaces de hacer los cambios que el mundo necesita.

La familia es el reflejo de nuestro interior, de nuestros miedos, alegrías, logros, fracasos y principalmente de nuestras heridas. Finalmente lo mejor es vivir conscientemente, primero con nosotros mismos, luego con la pareja estemos o no con ella/él, para que posteriormente se trate con los demás integrantes, generando integridad, comunicación y sinergia entre los miembros.


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