La herida primal y como da origen a las Heridas de la Infancia que impactan en la vida adulta
- Rosy Villa
- 25 may 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 31 may 2021
Hola, primero te tengo que decir ¿Que es la Herida Primal? y para ello te comparto un bello relato:
Imaginemos que recibes una invitación para ir a visitar un país. Un país en el que nunca estuviste, y del que no conoces ni siquiera el idioma. La visita es inevitable. Fuiste convocada/o, y estás en ese compromiso. Te preparas para tu llegada. No tienes mucha idea de cómo será, pero has recibido algunas ayudas. Sabes que ciertas cosas deben ocurrir de cierta manera, y además… tendrás una guía. Ella, tu guía, ya está lista para recibirte! Te espera con muchas ganas de conocerte y es en lo único que piensa desde que se enteró de que vendrías.
Viajas. La llegada es intensa. Todo está oscuro. Escuchas gritos, alaridos, por momentos gemidos, lamentos y hasta jadeos. También risas, cantos, ooooommmmm… También sientes mucho movimiento. Tu aterrizaje es intenso. Sentís sacudones, tironeos, mucha presión en todo tu cuerpo. Por momentos no sabes cómo va a terminar todo esto, y de repente sentís como que algo te atrae hacia “afuera” y súbitamente, como si fuera casi un acto de magia, apareces en otro lugar.
¡Llegaste! Los sonidos entran en tu cabeza, son ensordecedores, y las luces, muy brillantes, estás desnuda/o y empapada/o, y también temblando por el frío y por las millones de sensaciones que te invaden.
Necesitas respirar inmediatamente, y que tu guía aparezca YA para protegerte, abrazarte, cubrirte y que te diga que ya estás acá, y que ya pasó lo peor. A partir de ahora ella te protegerá en este nuevo lugar, hasta que sientas que lo conoces y eres capaz de manejarte solo. Pero tu guía ¡¡no está!!
De repente desapareció. En realidad ella no, vos fuiste tomado por un extraño que te llevó a un lugar desconocido. Gritas que no, que te devuelvan con ella, ¡ese era el trato! Pero no, te apoyan en un lugar muy frío, (no conocías el frío!) te tocan, te manipulan como un objeto inanimado, te sumergen en un líquido con un olor indescifrable, te frotan, te clavan cosas en el cuerpo mientras gritas desgarradoramente.
Pero nadie parece darse cuenta, ni se inmutan, siguen haciendo lo que se supone que saben que deben hacer, sin detenerse, sin hablarte, si siquiera mirarte. Entras en estado de terror puro. No importa cuánto dura eso. Un segundo, un minuto, un día, es toda tu vida en este nuevo lugar. Es la eternidad.
Súbitamente te llevan de nuevo con tu guía. Y ella te habla como si nada hubiera sucedido. Hola! Que bueno que estás aquí! Ven conmigo. Y tú estás tiritando, no sabes si de frío o de miedo o de ambas cosas. Pretenden que comas, cuando solo puedes llorar y gritar tu espanto.
Desde que llegaste, no toleras estar sola/o. Si tu guía se aparta un momento, te invade el terror de que la pesadilla se repita. De hecho volvió a repetirse un par de veces al principio, y por eso ya no confías en nadie ni en nada.
Este fue tu recibimiento, y nunca nadie te dijo “así no se debe tratar a nadie, eso que hicieron está mal. No sabía que sería así, no pude evitarlo. Lamento desde el alma el daño que te produjo esa experiencia, jamás tendría que haber sucedido.”
Y como nunca pudiste comprender qué fue lo que sucedió, inconcebible comparado con lo que esperabas, para ti este nuevo lugar, que además te mudaste para siempre, es un lugar hostil en el que te has prometido, jamás vas a confiar.
Esto es lo que ocurre, salvo muy honrosas excepciones, en cada nacimiento.
Fuente:
Texto tomado de:
La herida primal de separación nos condiciona para que todas aquellas heridas subsecuentes tomen forma, esta primera herida va grabada en el cuerpo, en la piel y con el tiempo se generaran condicionamientos conductuales asociados a esta herida.
La separación abrupta de mamá se vive como abandono y rechazo, de ahí las demás heridas empiezan a gestarse. Cuando las necesidades fisiológicas y afectivas no son resueltas se viven como la primera traición.
Los procedimientos médicos generales usados en el nacimiento son interiorizados como herida de injusticia, así estas heridas van repitiéndose hasta ser adultos.
Sabemos que al nacer no hay forma en el lenguaje del bebé para poder interiorizar estas ideas asociadas al dolor del nacimiento, sin embargo conforme el lenguaje se va adquiriendo y la vida del niño se va llenando de mas experiencias traumáticas de separación y dolor, el chiquito o la chiquita va asociando estos acontecimientos a los primeros momentos donde fue abandonado, traicionado, rechazado y vulnerado.
Las diferentes etapas de desarrollo y las diferentes necesidades que estas etapas conllevan van dando forma a las heridas que luego llamaremos heridas de la infancia.
Esta primera herida activa el impulso de huida tan importante para la sobre vivencia, lo que viene con el tiempo, asociado a este impulso le llamamos máscaras, estas máscaras nos “protegen” de esos primeros sentimientos de vulnerabilidad y peligro, pero lo que ocurrirá con el tiempo es que esas máscaras terminarán separándonos de nosotros mismos y en ocasiones de los demás, impidiéndonos saber quienes somos en esencia y generarán comportamientos defensivos que nos acompañarán el resto de nuestra vida.
Entender la importancia de cambiar las prácticas de alumbramiento, generar conciencia sobre los impactos que esto tiene en nuestra vida adulta y reconocer cómo estas prácticas generan semillas de comportamientos inconscientes limitantes, nos permite ir cortando los patrones de dolor y carencia, nos permite liberarnos del dolor pasado, re significar las experiencias ya vividas y sobre todo liberar a las futuras generaciones.
Como adultos debemos reconocer las heridas y tocar el dolor de tenerlas. Reconocer, asumir el aquí, ser consientes.. Y responsabilizarnos, reconociendo que nuestro comportamiento defensivo es igual a las máscaras. Asumiendo el aquí y ahora, siendo consientes de que ya crecimos y responsabilizándonos de lo que se ha hecho antes sin saber y después sabiendo...
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