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Mi escencia femenina

  • Foto del escritor: Rosy Villa
    Rosy Villa
  • 11 mar
  • 3 Min. de lectura

Cómo no hablar de la energía femenina, como no hablar de una parte de la esencia que todos tenemos, hombres y mujeres. Negada, temida, sobajada, que arde y hace arder. 


He negado tantas veces mi esencia y todas nosotras la negamos un montón de veces en nuestra vida. Luego me pregunto por qué a muchos hombres les gustan tanto las mujeres masculinas y me respondo cuando me acuerdo que a muchas mujeres nos gustan los hombres femeninos, aunque en mucho menor medida, pero eso es por la cultura. 


En fin parece que nadie aquí ha logrado abrazar un polo. El Ying y el Yang, lo femenino y lo masculino, la luz y la oscuridad, lo tangible y lo invisible…


Pero hoy quiero hablar de lo invisible, de la oscuridad, del Ying, de lo femenino.


Muchas veces creí que ser fuerte, ser ruda, racional, pragmática, resolutiva sin hablar de sentimientos, mandona y competitiva me daría la fuerza necesaria para lograr en la vida, y que equivocada estaba


Mi mandato familiar, “usted como las meriritas machas”, mi abuela del norte, huerfana de madre, pero bien sabido que mientras vivió, mi bisabuela fue tal cual “como las meras machas”  y con el dicho  “le voy a dar unas buenas nalgadas para que llore con provecho” o “aguantese que aquí no se llora”... Y entonces pues ya con eso, aunque no te lo decian, pero claro que había que negar lo femenino, bueno a medias, por que habia que “ser trabajadora” cocinar sabroso y tener toda la casa “alzada”, embarazarse y criarlos bien, callarlos igual que a uno para que sean bien educados. 


Para una cosa sí y para la otra no, un femenino condicionado, un femenino para lo que convenía, pero no a mí, si no al sistema, al sistema familiar y al sistema social.  


Y así, tiene que ser buena mujer, muy modosita y femenina para unas cosas y cabrona y bien macha para otras. 


Así, la vida me fue poniendo enfrente la posibilidad de cuestionarme como veía y sentía lo femenino en mí. ¡Lo veía nefasto!


Un pasado de vulnerabilidad sexual, domesticada como persona y como niña, no digo nada nuevo, que nadie se asuste, como si no supiéramos todos que asi es aqui, como si no supiéramos que  en el mundo la manera de educar es a través de la violencia, el abuso de autoridad y el miedo, que hay muy poco respeto hacia la integridad de los niños, además de cargas familiares que nos impiden ver y parar, bueno, bueno… 


No me gustaba ser niña, no porque quisiera ser niño, no pensaba eso, solo me la pasaba mal, además afuera en el mundo exterior, para mi la influencia machista patriarcal era enorme. 


Se macha, bien macha, pa que nadie te chinge, pero se buenita, obediente, arreglate, cocina rico y ponte de tapete… Pero no te pogas !!! Se macha!!


Claro, claaaro, que no iba a aceptar mi femenino esencial, claro que lo iba a negar y luego rechazar. De verdad en mi casa que seguro también es la tuya, no se permitía sentir, intuir, empatizar, hablar de sentimientos y mucho menos llorar, NO! 


Así que lo que me quedaba del femenino era cocinar, barrer y co.. cocinar rico. 


No me gustaba ser niña, no me gustó hasta que entendí.


Esta no es solo mi historia,  esta es la historia de muchas mujeres y hombres que bloquearon su femenino, que crecieron creyendo que lo femenino no estaba a su alcance y era deleznable. Que las mujeres son lo peor, lo más bajo en la evolución de la especie, y que sus atributos y características no son valiosas, hay que destruir eso,  negarlo, juzgarlo ….


No llores, no sientas, no abraces, no digas te amo, no entiendas que la vida es proceso, céntrate en los resultados, olvídate de disfrutar, racionaliza, olvídate de intuir, construye, construye, construye, y si para construir tienes a que destruir, destruye!


Ve a la guerra, ten poder, acumula riqueza al precio que sea, demuestra quien eres y no te doblegues ante nadie. Olvídate de sentir ternura, olvídate de proteger, ten mano dura y unas cuantas cachetadas por que se las merece.


En fin, nos perdimos.


Abrazar el impulso femenino que vive en todos es reconciliar, conectar con lo divino, conectar con sentimientos, validarlos y hablar de ellos, entender que la vida es proceso, respetar lo natural y los ciclos. 


Reconfortar, consolar, nutrir, arropar, orar, danzar, unir, crear, gestar y parir, dar vida y ser vida, y nunca nunca excluir lo masculino. 


Oro, por que lo femenino sea permitido, exaltado, sea hecho crecer, sea integrado y con ello  lo masculino sea equilibrado.


Oro por encontrarnos.  Las dos fuerzas danzando equilibradas para salvar al planeta y darle por fin paz a la humanidad, a nosotros, a nuestros hijos, a todos los que nos rodean.


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