Toma a tu padre...
- Rosy Villa
- 17 jun 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 jun 2021
Cuando en la vida de un hombre no esta presente papá, o el varón por cualquier circunstancia se siente alejado del padre aún estando éste presente, no importa la edad que tenga, lo que comúnmente dice es, no me importa, no quiero verlo, conocerlo o saber de él. Generalmente muestra rechazo. Esto es terrible para el hombre, ya que la personalidad se construye a través de imágenes externas que se van introyectando; introyección es un término del psicoanálisis presentado por Sándor Ferenczi [1] y lo define como el proceso psíquico por el que una persona se atribuye características de otras personas a las que quiere y admira, pero que también odia o teme. Entonces al rechazar a su padre, el hijo que tiene patrones y comportamientos inconscientes de él, se rechaza a sí mismo y a su masculino.
Los hombres al ser abandonados, rechazados por su padre o al tener una figura negativa de él, buscarán incansablemente la aprobación masculina,por ejemplo en la adolescencia, buscarán pertenecer a banditas de chicos, o algunos círculos sociales donde haya hombres y ellos puedan experimentar sentido de pertenencia, ganarse la mirada de otros ojos masculinos.
Rechazan a su padre, pero a la vez lo anhelan.
Un hombre adulto que se ha ganado el respeto de su padre, será un adulto satisfecho consigo mismo. Lo que un hombre más necesita de su padre es aceptación y respeto. El hecho de tener desaprobación de él, lo hace sentir insuficiente, esto es igual si el padre lo abandonó o rechazó, el sentir profundo es: “no fui suficiente para que te quedaras" y de ahí, su afán será una constante demostración de hombría, ya sea mostrándose agresivo, prepotente, mujeriego, exitoso, poderoso, etc. algunas cosas parecieran ser buenas pero sin buenos cimientos pueden causar mucho dolor, o tal vez yendo al lado contrario, rindiéndose a buscar al masculino generando únicamente vínculos con el femenino, cediendo su poder a la mujer o a las mareas del destino, perdiendo su sentido de resolución y fuerza.
__ Cuando conocí a Reynaldo estaba en un proceso de separación, llevaba varios años sin poder conciliar con su pareja. Con mucho dolor él buscó ayuda… "Rosy necesito ayuda para salir de ésto, hoy me siento perdido y siempre me pasa lo mismo".
Y tu papá? Le pregunté…
¿Qué tiene que ver con esto? Respondió…
Claro, él nunca lo conoció….
El trabajo le permitió darse cuenta que su padre vivía en él, que no lo conoció conscientemente, pero en su interior, en su corazón, si lo conocía. Decidió abrir su corazón y empezó a hablar con su madre sobre él.
Ese proceso le fue dando fuerza para enfrentar las situaciones donde no había podido ponerse límites a sí mismo y en su relación de pareja, al mismo tiempo se fue sintiendo más seguro y pudo expresar de manera más asertiva lo que sentía y quería en su relación, así también pudo expresar más claramente sus sentimientos de amor por su pareja, que por tanto tiempo tuvo contenidos. La fuerza que fue recuperando le permitió también poner algunos límites con su jefa y más orden en sus horarios de trabajo. Reynaldo fue poco a poco equilibrando su energía masculina y con ello su seguridad y fuerza. Se quedó en su relación de pareja, y cuando dejamos el proceso terapéutico ya había nacido su primera hija.
__ Darío tenía 33 años cuando lo conocí, trabajaba mucho pero siempre pasaba algo y no lograba tener los ingresos suficientes, sus argumentos eran: la situación del país, es que están mal las ventas, la compañía no tiene buenas campañas, etc, etc…
Desde que lo conocí externó el rechazo que sentía por su padre que lo dejó cuando tenía 7 años, pasaron muchos años para que lo volviera a ver y cuando eso pasó Darío lo despreció, diciendo que si no había sido importante para él, Darío no tenía por qué darle importancia ahora.
Darío es buena persona pero se mostraba agresivo y molesto la mayoría de las veces, aún en situaciones felices Darío encontraba una razón para enfadarse.
Trabajamos en el dolor oculto que sentía al saberse abandonado por su padre, eso generó una máscara de dureza y enojo, pero en lo profundo un sentimiento de no ser merecedor y digno. Fuimos limpiando y sanando esos dolores y heridas, fuimos identificando sus trampas hasta desactivarlas por completo.
Trabajar con su padre y hacer los movimientos adecuados hacia él, con algunos meses de iniciada la terapia, empezó a generar más dinero, hacía más ventas por qué su actitud y carácter habían cambiado, se fue desprendiendo de la amargura y creció en él un sentimiento de merecimiento y una gran seguridad en sí mismo.
Han pasado más o menos 10 años desde que cerramos su proceso de terapia, hoy maneja una empresa de venta de insumos para médicos y hospitales, nunca más volvió a tener temas económicos, su situación financiera cambió por completo. Tomar a su padre le dio fuerza y seguridad para avanzar y lograr lo que quería. Soltar el dolor por el abandono y resignificar su dolor hicieron que su enojo y mal carácter desaparecieran para dar paso a una fuerza real que es la que lo ha sostenido donde está.
Podría pasar horas y horas compartiendo historias de cómo un varón que toma a su padre avanza y se empodera ante la vida, te invito a mirar a tu padre sin juicios y sin exigencias, para que puedas tomar lo que viene de él y equilibrar la balanza en tu inconsciente…
Puedes cerrar los ojos y decir: “Te tomo papá, tomo la vida que me diste y con ella todo lo que viene, y si hay algo que arreglar, tú fuerza en mi, proporcionará los medios para la resolución de el tema que sea, gracias, te tomo papá”
[1] Sándor Ferenczi (7 de julio de 1873, en Miskolc, Hungría - 22 de mayo de 1933, en Budapest, Hungría), médico y psicoanalistahúngaro. https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%A1ndor_Ferenczi
Comentarios