Una apreciación sobre el estrés y la ansiedad
- Rosy Villa
- 25 jul 2021
- 6 Min. de lectura
Dicen que cada vez es más común, dicen que cada vez es más frecuente entre los más pequeños, y que cada vez más, se extiende llegando también a los más grandes, no lo sé, para mí siempre ha sido igual, en todos estos años de terapeuta no hay un solo paciente de la edad que sea que no experimente estados prolongados de estrés y sea atrapado por la ansiedad.
En una investigación de Blanco Guzmán [1] se establece que, Hans Selye (1974), considerado el padre del concepto moderno de estrés, enfatizó que los sucesos, tanto positivos como negativos, pueden desencadenar una respuesta idéntica de tensión que puede resultar tan beneficiosa como nociva. Observó también lo siguiente: 1) el estrés no se reduce a una simple tensión nerviosa, 2) el estrés puede tener consecuencias positivas, el estrés no es algo que necesariamente hay que evitar y 4) la completa ausencia de estrés es equivalente a la muerte.
Estas observaciones ponen de manifiesto que el estrés es inevitable y confirma que de alguna u otra manera el estrés siempre ha estado presente en nuestra vidas.
Por otro lado, el estrés generalmente produce ansiedad, pero hay que señalar que el individuo que padece ansiedad no necesariamente padece de estrés. “La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud. Puede hacer que sudemos, sentirnos inquietos, tensos y tener palpitaciones. Por ejemplo, podemos sentirnos ansiosos cuando nos enfrentamos a un problema difícil en el trabajo, antes de realizar un examen o antes de tomar una decisión importante. Para las personas con trastornos de ansiedad el miedo no es temporal y puede ser abrumador.” [2]
Todos, no importa en qué medida, con que intensidad, por cuanto tiempo, poco o mucho, hemos estado estresados y hemos experimentado ansiedad. Es horrible dicen algunos, ya me acostumbre dicen otros, son las secuelas del estrés, incluso me han llegado a decir de los más chiquitos: “pobrecito, está estresado” ….
Pues no tiene porqué ser así siempre, no tienen por qué padecerlo los más pequeños ni tolerarlo los más grandes, ¡No! Ni grandes ni pequeños tenemos porqué vivir el estrés de manera negativa y sufrir sus consecuencias.
Desde mi perspectiva el estrés surge de una falta de confianza profunda, definitivamente de una falta de confianza en la benevolencia de la vida, falta de confianza en el futuro, falta de confianza en el otro, en lo y los que me rodean, y obviamente en una falta de confianza en lo más grande.
Por ende, hay una falta de confianza en mí, falta de confianza en lo que soy, en lo que hago, en mi competencia y capacidad para solucionar los problemas y resolver lo que se me presente. Todo se resume en el Yo.
¿Y de donde surge todo esto? De las experiencias repetidas de “no estoy a salvo” “no puedo” “no vuelvas a confiar” “no soy confiable” …. Esas experiencias pueden haberse experimentado desde el nacimiento y a lo largo de la infancia, para volver a repetirse una y otra vez a lo largo de la vida.
Las heridas implicadas en estos procesos son fundamentalmente la herida primal de separación (que se vive como abandono y rechazo) y las heridas infantiles de humillación, traición e injusticia.
La herida primal de separación marca el inconsciente profundo dando la orden de no confiar en los otros ni en lo más grande, sobre todo cuando se ha vulnerado la necesidad primaria de apego.
La herida de traición que se da cuando la satisfacción de las necesidades fundamentales infantiles es traicionada, refuerza o genera desconfianza en las relaciones con los otros y en uno mismo “¿Que hago mal que me traicionan?” “Entonces no soy confiable”, cada vez puedo confiar menos en mí y en los otros.
Y por último la herida de injusticia se da cuando se nos ha exigido de manera desproporcionada a nuestra edad, o se nos ha exigido tener capacidades para las cuales aún no somos aptos. Si no soy capaz, si no lo hago bien, si no puedo, entonces no soy confiable; nadie confíe en mí, si ni yo mismo confío en mí; ¿Cómo voy a sentir confianza y seguridad?
Con todo esto: Claro que me va a estresar la vida, la escuela, el trabajo, las relaciones y el mundo, claro que todo es amenazante, difícil y por supuesto que del estrés pasaré a episodios de ansiedad, ataques de pánico hasta llegar a un trastorno de ansiedad generalizado.
Tenemos que tener claro que hay sucesos y situaciones que no podemos controlar, desde la herida primal que surgió en el nacimiento hasta las heridas infantiles que nos marcaron y fueron poco a poco mermando nuestra confianza, pero eso no significa que siempre tiene que ser así, ni que las ideas que tenemos acerca de nosotros mismos son verdaderas.
El hecho de que una situación no haya sido favorable no significa que todas siempre serán desfavorables, si vamos en la vida con el lente del miedo y temor, lo que veremos será amenazante lo cual generará más y más estrés. Como adultos nos toca cuestionar las historias pasadas, vivir las consecuencias positivas del estrés, reflexionar y reconocer la riqueza que aquella situación nos trajo, nos toca cuestionar los conceptos que tenemos acerca de nosotros mismos, terminar con las conductas que generan estrés y ansiedad a los que nos rodean, a nuestros amigos, familia, hijos, compañeros de trabajo, etc., no es una condicionante de vida tener que vivir bajo el estrés o en estados constantes de ansiedad.
Imagina...
¿Cómo sería tu vida si confiaras en que todo va a estar bien?
¿Cómo sería tu vida si confiaras más en tí y en el mundo?
¿Cómo sería tu vida si tuvieras la garantía de que todo te va a salir bien todo el tiempo?
Seguramente al imaginar, sonreíste por lo menos un instante, te viste brevemente en alguna de estas situaciones; muy probablemente puedes darte cuenta que aunque sea una pequeña cosa o situación de confianza ya la vives, seguramente hay eventos en tu vida que no te preocupan en absoluto porque tienes confianza en que están bien, y así es, están bien. Déjame decirte que si es así en cualquier aspecto por pequeño que parezca, esto puedes llevarlo a todas las áreas de tu vida, puedes tener confianza y eliminar casi por completo las consecuencias negativas del estrés…
No te digo que dejarás de tener situaciones difíciles o complejas, situaciones que tal vez te amenacen o incluso representen un reto para ti, claro que ocurrirá, pero tu visión será de mayor confianza y certeza, dejaras de enfrentarte a la vida de manera negativa y podrás despedirte de la ansiedad y lo que con ella viene.
Quiero ofrecerte algunas alternativas para ganar confianza y disminuir el estrés y obvio nunca llegar a ataques de pánico o cualquier cosa parecida.
1- Desafía los pensamientos negativos que tienes de ti y del mundo; cuestiónalo, “¿Por qué forzosamente me tendría que ir mal?” ¿De verdad soy eso que digo o pienso de mi? “¿De verdad el mundo es tan malo?” Si realmente fueran así las cosas ¿Por qué hay personas a las que las cosas les salen bien?
Desafiar los pensamientos negativos, ponerlos en tela de juicio, nos permite tener otra perspectiva respecto al tema, y quita mucho la carga de estrés y ansiedad.
2- Reconoce tus habilidades, seguro en tu vida has logrado mucho, ese algo no fue un acto de magia, tuviste que usar tus habilidades y capacidades para llegar a ese punto, así que empieza a reconocerlas, en la medida que las reconozcas, ellas crecerán. Sentirte capaz de lograr todo puede ser difícil, no es necesario eso, lo importante es que te sientas capaz de lograr mucho, si empiezas a reconocer tus habilidades y capacidades, poco a poco crecerán, y tú sentimiento de resolución y poder crecerán. ¡Cuando sabes que puedes, el temor se va y por lo tanto el estrés se va!
3- Toma tiempo para nutrir tu paz mental, esto lo puedes hacer a través del deporte, meditación, realizar manualidades o mediante cualquier actividad que te relaje. Que no solo sea cuando tengas tiempo, ponlo en tu rutina diaria, es un momento para ti y si no te lo proporcionas tú, nadie lo hará. Buscar los estados mentales de paz, es uno de los mejores antídotos contra el estrés y la ansiedad. Finalmente lo que tengas que hacer de todas maneras lo vas hacer, y puedes hacerlo desde tu paz, o desde tu estrés.
4- Aprende a ser positivo y optimista.
El condicionamiento del mundo es que seamos negativos, pesimistas, desconfiados, incluso apáticos. Eso nos enseñaron, justo por eso es que vivimos tanto estrés y ansiedad. Aprender a ver la otra cara de la moneda es crucial para evitar el estrés, la psicología positiva, no dice que seamos optimista a ciegas, dice que el optimismo se va construyendo, en algún punto tenemos que empezar, con el simple hecho de decir, "todo va a salir bien" el cerebro empieza a buscar caminos para constatar esta la afirmación, cómo quien dice, busca el lado bueno, y esto genera relajación y con ello los pensamientos empiezan a ser más amigables de tal forma que las opciones para resolver un problema se hacen más abundantes.
Lo que se ha comprobado finalmente es que si somos más positivos, tendremos menos problemas, las maneras de enfrentarlos son más asertivas y se experimenta menos estrés y ansiedad.
En la próxima entrada seguiremos hablando de este tema y buscaremos otras estrategias para vivir el estrés al que nos enfrenta la vida de manera positiva.
Bibliografía.
[1] Blanco Guzmán, Mario. (2003). El estrés en el trabajo. Revista Ciencia y Cultura, (12), 71-78. Recuperado en 25 de julio de 2021, de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-33232003000100008&lng=es&tlng=es.
[2] Instituto Nacional De La Salud Mental, N. I. H. (2021, 12 febrero). Medline Plus, Ansiedad. MedLine Plus. https://medlineplus.gov/spanish/anxiety.html
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